Hoy he querido tocar una tema importantísimo en la relación hacia nuestros hijos. Que es nuestra responsabilidad de formar en ellos el sentido de Dios en sus vidas, que en lo personal considero un tesoro inagotable de respuestas para nuestros hijos, cuando nosotros no estemos presentes en los reflejos de sus lágrimas, para cuando por cualquier motivo o circunstancia de la vida no estemos presentes en sus existencias, ya sea por motivos de distancias físicas, emocionales o familiares.
Se cual sea nuestra idea de Dios o nuestras realidades espirituales, debemos dar a entender a nuestros hijos: cual es el sentido de Dios en nuestras vidas, darles a conocer que Dios no es solo un concepto o una filosofía de vida, como muchas veces aprenden en el colegio o en la universidad. Ellos deben experimentar por medio de nosotros mismos que Dios es una experiencia de Vida, que enriquece, que supera cualquier evento que humanamente nos puede superar. Es así, para cuando ellos deban tomar decisiones en sus vidas, tengan las llaves que habrán para sus vidas realidades humanas con siluetas de Dios, especialmente cuando por cualquier eventualidad nosotros no estemos para poder darles luz en sus decisiones.Ten por seguro que tu hijo desde pequeño busca tus respuestas.
La cercanía con nuestros hijos muchas veces tendrá diferentes distancias, distancias que el mundo o modos de vivir serán diferentes al que nosotros podamos haberles enseñado, distancias además que por situaciones propias o externas pueden formar murallas en la sintonía con ellos. Ya te darás cuenta que ya no seras el super heroe que tu hijo te consideraba cuando mas pequeño, y con dolor sentirás en oportunidades de la gran carrera de la vida, que tu hijo puede tomar decisiones que laceraran tu relación con ellos, pero todo ello es parte del aprendizaje de aprender a ser padres. Ten por seguro que el faro que ilumine el camino de nuestros hijos y el propio: es el sentido de Dios en nuestras vidas, es la capacidad de remar mar adentro contra el vendaval de decisiones que puedan lesionar sus vidas y las nuestras, en un mundo que busca vivir de espaldas a Dios.
Cimentar nuestra amor hacia nuestros hijos sobre roca, tiene un ingrediente especial, que solo lo podemos encontrar en Dios y es el amor , pero Amor que se escribe con mayúscula, Amor que procede de Dios, Deus Caritas est.
